Los compuestos fluorinados son sustancias que se utilizan para cubrir materiales y convertirlos así en productos “anti-” o “resistentes” al agua, las manchas, y el aceite. Son los típicos productos que vemos en el supermercado con la etiqueta de “resistente al agua”, “anti-adherentes”, así como productos de cosmética y alfombras.
Estos compuestos, debidos al fuerte enlace de flúor que tienen, son muy difíciles de degradar, tanto en el medio ambiente – no son biodegradables- como en el organismo, donde se acumulan en el hígado y pueden dar lugar a problemas de salud si se concentran cantidades importantes.
Un grupo de científicos se ha reunido para denunciar esta situación y la ha resumido en el llamado “tratado de Madrid”. Este documento refleja los problemas de estos compuestos, la dificultad de eliminarlos del medio ambiente y del organismo, y propone alternativas más sanas. Hasta la fecha, sólo Dinamarca regula el uso de esas sustancias.
El tratado de Madrid tiene como uno de sus objetivos principales reducir la exposición y el uso de estos productos, especialmente en materiales en contacto con la comida y al agua que ingerimos. Un objetivo crucial es que el público conozca la existencia de estos compuestos fluorinados y que los gobiernos y empresarios tomen cartas en el asunto para utilizar compuestos alternativos y reducir el uso actual de los fluorinados.