Hace tres años, un grupo de científicos reveló una nueva manera de editar la información genética contenida en nuestro genoma utilizando una técnica llamada Crispr-Cas9. Esta técnica es capaz de alterar la información genética más fácilmente y con más precisión que las actualmente conocidas. Obviamente, esta técnica podría proporcionar tratamiento para una serie de enfermedades. Igualmente, su utilización sin control podría generar una serie de problemas mayores dado que los cambios que se producen en el ADN se transmiten a la descendencia. Ésta es la gran diferencia con otros tipos de tratamientos actuales, como la terapia génica, donde las modificaciones se producen en el individuo que recibe el tratamiento pero no son hereditarias.Conviene apuntar que enfermedades multifactoriales, como el cáncer y la diabetes, no se pueden tratar de esta manera.

Esta tecnología en las manos erróneas podría causar efectos muy negativos. Y por ello la comunidad científica debate estos días sobre su uso y sobre la información que se posee actualmente, de manera que se pueda hacer un uso responsable y adecuado.